LAS TRUCHAS ARCO IRIS SALVAJES (Primera Parte)

Con años y años de repoblaciones de trucha arco iris en los tramos bajos y medios de los ríos han aparecido ejemplares dispersos en todos los tramos que están dando lugar al establecimiento de pequeñas poblaciones de este salmónido que criado de forma natural en el río, poco tiene que ver con sus congéneres de piscicultura.

La trucha arco iris salvaje es una luchadora incansable, de arrancadas rapidísimas como ninguna otra trucha salvaje y de una fuerza y bravura inusitadas. Sus constantes y salvajes saltos y cabriolas no parecen cansarla, es más, se trata de una característica típica de la especie silvestre. Es un pez bellísimo de dorso rojizo escarlata, repleto de pequeñas pintas negras hasta la misma cola, de cabeza pequeña como el salmón, de ojos grandes, llenos de vivacidad y locura como sucede con el reo cantábrico.

(Oncorhynchus mykiis, es el nombre taxonómico que substituyó al antiguo Salmo gairdneri, (Richardson 1836). El Género Oncorhynchus es el que denomina a todos los salmónidos del Pacífico, y muy especialmente a los grandes salmones del océano Pacífico. Las arco iris de cabeza pequeña, ojos grandes, cuerpo robusto y una potente y ancha aleta caudal, se asemejan más a un salmón del Pacífico que a una trucha del género Salmo)

Una buena captura es devuelta al agua
Una buena captura es devuelta al agua

 

En definitiva las arco iris silvestres son unos peces fantásticos, dignos de la más estricta atención en lo que a su pesca se refiere. Capturar alguno de estos bellísimos ejemplares, supone para mí algo más que un éxito, son una bendición que el río tiene la bondad de obsequiarme con su captura.

Su localización al no tener una población abundante no es fácil. Si bien están presentes en todo el río, acostumbran a estar cohabitando con las truchas comunes pero siempre ligeramente apartadas de estas. Es decir, en la zona intermedia de un pozo hay un grupo de truchas comunes cebándose y a una cierta distancia una salvaje arco iris comiendo discretamente.

Las cebas de las truchas arco iris en estado salvaje difieren bastante de las truchas marrones. La arco iris es un pez que acostumbra a comer en la película superficial acuosa o a medias aguas. Es un pez muy inquieto que cuando está en plena ceba, es poco asustadizo y permite acercarse a él para pescarlo a distancias cortas de lanzado. La trucha arco iris cuando se ceba en superficie y de efémeras especialmente, no lo hace idénticamente como lo hacen sus vecinas, las truchas comunes. Mientras la trucha común come de forma franca e inequívoca en la superficie del agua con leves interrupciones, la trucha arco iris se ceba frenéticamente pero de forma totalmente diferente a la trucha común. Absorbe la mosca justamente debajo de la superficie y no en la superficie como la común, es más come una gran cantidad de moscas en la película del agua cuando estas se están transformando o simplemente emergiendo en su ascenso final a la superficie de las aguas. Es por este motivo que podemos verlas haciendo “la marsopa” constantemente mientras se alimentan.

Engañarlas y capturarlas no es nada fácil, es por este motivo que su pesca me apasiona tantísimo. Es más, desdeño la captura de ejemplares comunes más grandes para intentar pescar una arco iris salvaje.

Un estupendo ejemplar capturado a mosca seca
Un estupendo ejemplar capturado a mosca seca

 

Durante mis constantes excursiones de pesca en la primavera y el verano, concentro mi pesca crepuscular en estos bellísimos ejemplares que he ido localizando durante mis visitas en el río. Tienden a atacar la artificial cuando esta emerge y casi escapa de su campo de caza. Este detalle es especialmente importante. Las moscas de cul de canard tipo “olive dun” suelen ser atacadas medio mojadas y justamente cuando empiezan a dragar por culpa de la corriente o porque el pescador mueve la artificial en sentido ascendente, en ese preciso y justo momento en que la trucha arco iris está acostumbrada a comer los insectos naturales.

Otras veces se pueden hacer picar con una pequeña ninfa emergente en transformación, a muy corta distancia de la superficie. La picada es siempre muy sutil y extemporánea, y por lo tanto hay que estar muy atento a lo que sucede con la artificial presentada. La única ventaja que disponemos, es que en bastantes casos podemos acercarnos bastante a nuestra pretendida captura. Por lo tanto hay que aprovechar esta situación para lanzar bien y procurando que nuestra artificial no drague antes de pasar por delante de la boca de la trucha, y que en todo momento tengamos un control perfecto de nuestra imitación. La trucha arco iris, rara vez se desplazará a engullir un insecto fuera de un estricto y reducido campo de caza, es por este motivo que hay que lanzar con gran precisión para que nuestra mosca derive justo en el punto donde el pez se está cebando.

~  Carles V.

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