LAS CAÑAS DE 10 PIES Y LA PESCA A NINFA
Hace algunos años Juanjo Ascaso Amills “Jamills”, experto montador de cañas de mosca, me explicaba que pescar con caña de 10 pies era la antítesis de la pesca a mosca. Yo que soy reacio a adquirir nuevas cañas de longitudes diferentes a las que estoy acostumbrado, le di toda la razón. Pero al cabo de unos años decidí comprar una caña de 10 pies para usarla en la pesca de la trucha a ninfa. Con la nueva 10 pies línea 5 pesqué los grandes ríos donde pesco asiduamente y donde hasta el momento no había utilizado otras cañas, que mis favoritas de 9 y 8 pies en la misma numeración de línea.
El cambio en cierto modo fue sorprendente. La larga caña de una mano, de más de tres metros, lanzaba más lejos con un esfuerzo menor pero a cambio perdía precisión. Enseguida noté que, si lo que deseaba era pescar a mosca seca, la nueva 10 pies era incómoda y cansaba el brazo. Así que solo la fui utilizando de vez en cuando, para pescar a ninfa en determinadas circunstancias para ríos grandes y de gran caudal. A mi la pesca a ninfa al hilo no me satisface, porque no me permite proyectar la artificial a distancia y me resulta una pesca mecánica y aburrida en cierta forma, ya que va en contra de la forma más elemental de pescar a mosca, que es con la línea de pesca. Es decir, de ninguna de las maneras quiero prescindir de mi línea pesada. Lo de pescar al hilo, prescindiendo de su efectividad, lo encuentro exactamente igual que pescar al tacto con una caña larga para cebo natural. A mi lo que me gusta es «hacer volar la línea». Este punto es para mi especialmente importante, porque ahí reside la esencia de la pesca con mosca. «Volar la línea» y proyectar la artificial es parte innegociable del juego.
Yo pesco a ninfa, con una sola ninfa y un pequeño indicador de plastilina. El pequeño indicador se hunde con la ninfa en la deriva de esta. El indicador solo sirve para saber dónde está la artificial y a que profundidad está pescando. Es de una gran utilidad y casi imprescindible en esta modalidad de pesca, pero a la vez es un estorbo, ya que su lanzamiento no es natural y condiciona la presentación de la ninfa. Es de suma importancia que la ninfa vaya siempre por delante del indicador y no al revés, para evitar el dragado de nuestra artificial. Para que esto no se produzca es conveniente utilizar el lanzamiento de rebote. Es muy fácil. Se lanza aguas arriba o transversalmente a la corriente del río y se para la caña sobre las 12h de forma súbita. Esta parada repentina produce que la ninfa rebote ante el indicador y caiga delante de este. Según la profundidad de las aguas y la fuerza de la corriente es conveniente cambiar el peso de la ninfa. En un río con el caudal medio, un peso de 2.5 a 2.8 gramos es suficiente y para grandes pozas o ríos altos, utilizo las ninfas de 3 gr a 3.5 gr. En aguas bajas los pesos de 1.5 gramos son suficientes.
La ninfa única permite moverla provocativamente, imprimiendo con la muñeca un suave tironeo en la punta de la caña. Este movimiento cuya intención es tratar de darle vida a la artificial es de una gran efectividad y produce la picada de muchas truchas, tanto en plena deriva de la artificial como en la recogida final aguas abajo, provocando un movimiento de ascensión de la ninfa cuyo objeto es dar la sensación de la emergencia del futuro insecto alado.
La caña de 10 pies resulta de gran utilidad para este tipo de pesca, ya que nos da la posibilidad de un control superior en la deriva de la artificial y evitando hasta cierto punto el fastidioso dragado. Si en la pesca a mosca seca es importante evitar el dragado en la pesca a ninfa es igualmente trascendental. Para terminar, el clavado del pez es más efectivo a largas distancias, ya que el arco que describe la caña al doblarse es de una amplitud mayor.
Ahora bien, las cañas de 10 pies no son buenas lanzadoras y además tienen una precisión menor. Pescando a mosca seca tienen el inconveniente de producir el cansancio del brazo y por su longitud dan la sensación de ser más pesadas, que un modelo convencional 9 pies con más peso. Por otra parte estas cañas ejecutan unos deficientes ARCOS DE LANZAMIENTO, es difícil controlar la línea en el aire, y producen loops defectuosos; por lo tanto no ejecutan bien los lanzamientos técnicos, como los que nos permiten las cañas de 9 pies o mejor aún, las cañas de 8 y 8 pies y pico. Russ Peak de Passadena California, a sido el mejor fabricante de cañas de mosca a nivel mundial. Este producia sus cañas siempre en medidas de esta índole, es decir de 8 a 8 pies y pico (8.9″). Y es que aunque los materiales hayan evolucionado, la física es la misma, y no hay nada mejor para lanzar una línea de mosca con control absoluto de esta, que una caña de 8 a 9 pies e incluso de menor longitud. Es bastante significativo que actualmente los mejores fabricantes de cañas del mundo, solo ofrezcan unos escasos modelos de cañas de 10 pies en líneas 4-5-6. El “Czech nymphing” no cala en otras latitudes y no es de extrañar si lo que se desea realmente es disfrutar lanzando con una bellísima caña de mosca. Pescar truchas con una caña de mosca es un juego, un juego de saludos, como decía V.Marinaro y seguramente uno de los mejores divertimentos que el hombre haya inventado, según J.D.Voelker.
En la actualidad dispongo de algunas cañas de 10 pies.Todas en línea 5. Normalmente pesco con una Orvis de acción de punta. Orvis diseñó este modelo de caña para pescar «con cierta comodidad» con un indicador de picada y al mismo tiempo tener la oportunidad de lanzar a distancias considerables sin mucho esfuerzo. A pesar del esfuerzo del departamento técnico de Orvis (la caña solo pesa 79 gr), la 10 pies se nota un tanto pesada debido a su longitud y es poco adecuada para pescar a mosca seca, más aún si los lanzamientos van dirigidos a posar la mosca en lugares complicados, como debajo de las ramas de un aliso. Las otras cañas que utilizo de la misma medida y misma numeración tampoco solucionan en modo alguno el problema.
Por estos motivos a medida que las estaciones avanzan y el tiempo se va volviendo caluroso y veraniego, utilizo las cañas de 9 pies para todo, ya que las truchas tienden a subir a la superficie para alimentarse de insectos. Pescar en estas circunstancias con mis viejas cañas de 9 pies, es para mí un disfrute continuo, proyectando la línea para intentar capturar las truchas en mis ríos favoritos.
~ Carles V.