UNA CUESTIÓN DE OBSERVACIÓN
La mayoría de los pescadores de la actualidad, al menos los de mi región, van al río con unas ansias descomunales. Pescar es lo único que importa y sobre todo no volver de vacío, es decir hay que evitar el bolo a toda costa con lo cual no descansan un segundo lanzando sus ninfas aquí y allá hasta conseguir algunas capturas. Parece que lo único que importa es conseguir pescar algunas truchas prescindiendo de cualquier observación adicional que tal vez sería más provechosa que la de intentar no llegar al coche sin haber conseguido una buena pesca.
Hace años conocí a un pescador de mosca seca que dedica muchas horas a la observación del río, el agua y los peces. Los mira, los observa, los estudia y después piensa en todo llegando a una conclusión objetiva.
Va a pescar con la nueva lección aprendida en el propio río y con el nuevo conocimiento adquirido, sabiendo que hacen los peces, cómo y de qué se alimentan, donde y cuando lo hacen. Todo esto no es nada fácil ni simple. Hay que esforzarse de lo lindo y no dejarse llevar por las ansias de pescar a cualquier precio.
Caminar por el río observando lo que sucede, desplazarse de un lado al otro del gran pozo para intentar ver qué sucede en la otra orilla de la enorme masa de agua, ver algunos peces apostados al lado de la gran roca y esperar pacientemente a que se muevan o simplemente efectúen algún desplazamiento en el pozo o fuera de él requiere algo más que paciencia. Requiere pasión por la pesca. A mi juicio esta es la verdadera pasión y la razón de ser pescador: ser capaz de sacar una lección tras otra y elaborar una conclusión de todo lo que acontece en el río y sus constantes cambios. No todo se basa en tener una hermosa imitación y un buen hilo de pesca. Ni siquiera de ser un buen lanzador con caña de mosca. Tampoco tener una amplia biblioteca que abarque los temas más dispares e insospechados de la pesca con mosca. Hay que ser capaz de observar, de penetrar en las aguas del río y poder saber en profundidad el porqué de los cambios, ya sean en las cebas en superficie, el propio lecho del río, la disponibilidad de alimento, la cantidad y variedad de invertebrados, la afectación de las variaciones de caudal, el reacondicionamiento natural del cauce y un larguísimo etc.
Todas estas cosas tan complejas requieren conocimiento y adquirirlo no va a ser sencillo, vamos a tener que dedicar muchos días, muchas horas y muchísimo empeño en conseguirlo.
Este pescador del que hablaba antes lo hace y sus capturas están acorde con sus observaciones. Yo también hago lo mismo. Dedico muchísimo tiempo en observar el río, sus cambios, los comportamientos de los peces y de que se alimentan. Luego pienso en cómo les afectan las variaciones de caudal y los continuos cambios en el propio sustrato fluvial, del porqué de esto u lo otro. Todo y así se nos escapan muchas cosas que podrán ser descubiertas en las próximas observaciones y meditaciones. Esto también es pescar y sobre todo pasión por la pesca.
La pasión por la pesca no es solamente pescar peces, estos vendrán por añadidura, la pasión por la pesca también reside en el saber y que para saber hay que aprender y comprender. Esto es un trabajo duro que no gusta a la mayoría, tal vez porque no sé han dado cuenta de lo hermoso que es descubrir el porqué de cualquier cosa que se precie. Es como aprender y comprender el lanzado con mosca, requiere esfuerzo y dedicación y esto no está de moda.
En un mundo donde se busca lo fácil y lo inmediato, es aún más fácil equivocarse sin darse cuenta, simplemente porque no se presta suficientemente atención a los detalles porque estos pueden obligarnos a dedicar demasiado tiempo y esfuerzo en ellos.
El resultado es que a diferencia de otros pescadores este amigo sabe dónde y cómo conseguir una soberbia pieza o simplemente un lugar donde los peces comen en superficie sin parar durante algunas horas, algo que el profano lo encontrará sólo o remotamente por casualidad sin saber nada de ello, por este motivo le pasará por alto y lo perderá.
La pesca con mosca para algunos se ha convertido en algo mecánico como lanzar y recoger la artificial en el agua con la esperanza que en algún momento pique un pez. Los tiempos actuales están cambiando muy rápido y nos exigen un mayor esfuerzo. Las pescas milagrosas se han esfumado exceptuando algunos casos. La pesca a mosca requiere mucha pasión y trabajo en mejorar constantemente y todo lo que llega con esfuerzo y dedicación es y sabe mucho mejor.
Este año conseguimos unas piezas impresionantes en lugares terriblemente pescados porque dedicamos una ingente cantidad de horas en observar y comprender lo que sucede en el agua y fuera de ella. También averiguamos dónde podíamos realizar una buena pesca con mosca seca y porqué los ejemplares más grandes habían dejado de verse en el río como si hubieran desaparecido. Mejoramos las imitaciones y las presentaciones de nuestras artificiales y sobretodo llegamos al río con nuestra ilusión renovada y con más pasión si cabe.
Ir al río con la ilusión de adquirir nuevos conocimientos unidos a la pasión por la pesca con mosca, más que la de pescar algunos peces es la de no regresar nunca de vacío.
Carles V.