COUP DU SOIR

Creo que si pesco a mosca es en buena parte por el sereno. El sereno o “l’hora del mosquit” como lo llamo yo en catalán es un periodo de calma total. Todo el río queda aparentemente adormecido, el viento tan molesto durante el día ha cesado y todos los animales que viven en la noche están ya deambulando cerca de sus orillas. El sereno es el momento de las grandes truchas a mosca seca, de las grandes capturas. Aquellos peces voluminosos, astutos y asustadizos entran en acción en el momento que el Sol ha dejado de iluminar el agua y los insectos acuáticos entran en un frenesí desbocado. Tricópteros, efémeras, dípteros y toda clase de insectos emergen del agua en grandes cantidades, los vuelos nupciales de las efémeras anuncian el principio y el fin de una vida dentro del agua. El sereno es el momento especial de la pesca con mosca, un acontecimiento casi sagrado para los amantes de las pescas casi imposibles, donde se puede ver claramente la cebada de un gran pez sin prácticamente vislumbrar la artificial con la que pretende apresarlo.

La pesca a estas horas de escasa luz no está garantizada en absoluto. El pescador se pregunta si los peces entrarán en actividad a la hora adecuada, incluso señalada por algunos, pero que de ninguna manera puede asegurarse. Normalmente las horas crepusculares y la noche traen el movimiento en superficie de las truchas, esto es, las cebadas. Estas pueden ser muy abundantes, tanto que uno no sabe a que pez lanzar, es decir un sereno total o tenues y dispersas que propician un sereno escuálido o un casi no sereno.

En cualquier caso el pescador tiene el corazón lleno de esperanza y la mente repleta de truchas enormes que pueden coger su mosca. Es difícil pronosticar un buen sereno con cebas regulares y abundantes. Hay días que los insectos eclosionan en buena forma pero los peces no se ceban o muy poco, y al revés. En cierta forma esto ocurre simplemente porque los peces, las truchas en este caso, entran en actividad en la noche cerrada cuando todos los pescadores ya han abandonado el río, pero intervienen otros factores que pueden determinar estas cebas tardías pueden ser, la temperatura del agua, el nivel del río, la meteorología, la abundancia de truchas del tramo en cuestión e incluso el tamaño de las truchas que habiten en este tramo de río.

Unas truchas demasiado grandes puede que solamente entren en actividad total unos días sí y otros no porque estos peces basan su alimentación en otros peces incluyendo a sus mismos alevines. Los embalses intervienen a veces de forma muy negativa en la consecución del sereno. Si sueltan agua poco antes de producirse la eclosión puede que esta no se produzca y que los peces advirtiendo la repentina subida del nivel del río no entren en actividad.

Un río afectado negativamente por el estío y con temperaturas diurnas tórridas tiene un agua demasiado caliente para que las truchas se muevan a estas horas y posiblemente entraran en actividad durante la noche cuando el termómetro disminuya y el calor deje de ser asfixiante. Por este motivo puede que la ceba se produzca a primeras horas de la mañana a base de dípteros, cénidos y simulidos que muchas veces debido a su minúsculo tamaño resultan casi imposibles de imitar.

Las variaciones barométricas y un tiempo revuelto o a punto de hacerlo pueden afectar negativamente en la consecución del coup de soir, aunque algunas veces puede ser muy positivo, como por ejemplo un periodo de calor descomunal que se ve atenuado por la llegada de tormentas y la consecuente bajada de temperaturas y un ambiente más agradable.

En cualquier caso el pescador a mosca seca espera el sereno con gran ilusión y emotividad. Normalmente en los meses de Junio, Julio y Agosto se producen buenos serenos aunque resulte imposible ni siquiera por el más experto, vaticinarlos. Lo único que se puede pronosticar es que de subir algunas truchas buenas a la mosca la emoción está garantizada.

Por todo ello el pescador debe ser un lanzador preciso y constante además de procurarse las imitaciones adecuadas para cada río o incluso para el tramo de río en cuestión. Las truchas normalmente se ceban con efémeras y tricópteros y estas dos ordenes de insectos tienen diferentes tipos de imitaciones, ya sean imagos o subimagos y emergentes en el caso de las efémeras y tricopteros adultos y tricopteros en ascensión que aún están metaformoseando.

Es importante también saber que las imitaciones en alas abatidas de efémeras o spent’s resultan imprescindibles en la caja de moscas de cualquier pescador. Muchas veces aunque hay una gran eclosión las truchas se ceban casi exclusivamente de estos insectos que ya han muerto y ahora flotan ingrávidamente en la corriente. También las exhuvias de las metamorfosis de las efémeras pueden ser alimento para las truchas sobretodo si las eclosiones no son todo lo abundantes que deberían.

En fin, un lío que debe ser interpretado rápida y eficazmente por el pescador para aprovechar el corto periodo de tiempo disponible en que transcurre el sereno. En multitud de ocasiones es casi imposible determinar a que se están cebando, pero sí llevar en una cajita varias imitaciones que pueden ser probadas una tras otra hasta dar con la que nos funcione.

Es también importante saber que se puede hacer picar buenos trofeos haciendo patinar una imitación de tricoptero por encima del agua como si de una mosca ahogada se tratara pero el aspecto más difícil del sereno es ver con cierta claridad la mosca que le presentamos, sobretodo si la mosca en cuestión es pequeña o casi diminuta. En estos casos lo mejor es acercarse al pez que se está cebando con sigilo y lanzar lo más cerca posible y aún así deberemos intuir la picada de la trucha. Si creemos que el pez a picado lo más efectivo es levantar la caña y si notamos tensión en el mismo levante intentar clavar.

Las imitaciones que utilizo normalmente son la oreja de liebre, el tricoptero de pelo de alce (por su visibilidad), las imitaciones de ignita en todas sus variantes y algunos dípteros y simulidos minúsculos del color que crea más conveniente. Estos son los insectos más abundantes en los ríos que frecuento y para pescar otros en otras latitudes seguramente habría que sustituirlos por otros más adecuados.

También es importante llevar un salabre lo suficientemente amplio para dar cabida a un buen pez sin tener que hacer demasiadas maniobras innecesarias. También es aconsejable disponer de unas gafas polarizadas amarillas que nos proporcionen la mayor cantidad de luz posible.

Un aspecto reseñable, es no alejarse demasiado del coche en este momento de la pesca. Los contratiempos y los accidentes a veces ocurren y es mejor estar cerca del coche así como llevar el teléfono con la batería bien cargada.

Finalmente es primordial concentrarse en un pez en cuestión y no pretender hacerlos picar a todos. El sereno puede proporcionarnos notables emociones en un ambiente apacible y relajado en el que la falta de luz convierte en un misterio aún mayor a las truchas y su pesca.

~ Carles V.

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